Ingredientes para Cómo preparar Magdalenas caseras
- 3 huevos
- 200 gr. de harina floja de repostería
- 125 gr. de azúcar blanco
- 50 ml. de leche entera
- 100 ml. de aceite de oliva extra virgen suave
- ½ sobre de levadura química (8 gramos)
- Moldes de silicona para magdalenas (opcional)
- Moldes de papel rizado para magdalenas
Magdalenas esponjosas y caseras. Una magdalena recién salida del horno, bien esponjosa y con su copete sobresaliendo de la base envuelta en el papel rizado, una imagen a la que es difícil resistirse.
Dentro de las recetas de postres del blog esta receta es la que más triunfa y es porque está al alcance de todos. La receta de magdalenas caseras es muy sencilla y nos tendrá poco tiempo en la cocina.
En tan solo media hora podemos elaborar una rica hornada. Conocemos de sobra lo que son las magdalenas y seguramente habréis preparado unas cuantas en casa. Pero además de compartir mi receta para unas magdalenas perfectas voy también a daros unos cuantos consejos prácticos para asegurar el éxito en su preparación.
Considerad esta receta como una base para aquellas que más os gusten. Seguid el paso a paso de estas magdalenas y tendréis unas 14 unidades para disfrutar de un buen café por la mañana o la merienda.
En el blog encontraréis magdalenas de chocolate, con fruta como estas magdalenas de manzana, o las magdalenas rellenas de limón… imaginación al poder.
Preparación de la masa de estas magdalenas caseras
Vamos a preparar unas 20 magdalenas, perfectas para desayunar durante unos días.
- En un bol grande batimos los huevos con unas varillas, con movimientos rápidos y envolventes. Procurando que nos quede el batido esponjoso y aireado.
- Añadimos ahora poco a poco el azúcar mientras seguimos batiendo y mezclando de la misma manera. Toca el turno del aceite, lo vertemos despacio y lo vamos mezclando con el resto de ingredientes.
- Seguimos el mismo proceso con la leche, luego la harina, y finalmente la levadura química. Metemos la mezcla en el frigorífico y mientras se enfría.
- Colocamos los moldes de silicona sobre la bandeja, e introducimos el papel rizado dentro de ellos.
- Antes de verter la mezcla en los moldes, le damos una pequeña batida ya que con el frío se habrá espesado un poco.
Horneado y presentación final de las magdalenas
- Llenamos hasta ¾ partes y horneamos 15 minutos a 200º C.
- Con el calor del precalentado y a esta temperatura las magdalenas deben de subir sin problema.
- Su estado idóneo es cuando comprobamos que están con el copete perfecto y doraditas.
- Este punto es importante ya que sabéis que de un horno a otro pueden variar el calor y el tiempo. Pasado el tiempo, retiramos del horno. Dejamos reposar dentro de los moldes de silicona, para que asiente bien la masa.
Y ya tendremos nuestras deliciosas magdalenas, ¡a comer!
Consejos para que nos salgan bien ricas y esponjosas- Usad ingredientes de calidad como unos huevos caseros (si es posible) y aceite de oliva virgen extra suave en sustitución de mantequilla.
- Todos los ingredientes deben de estar a temperatura ambiente. Por lo debéis retirarlos del frigorífico unos 10-15 minutos antes de comenzar con la receta.
- La harina debe ser de trigo y floja, no de fuerza. Preferiblemente de “repostería”, que podéis encontrar fácilmente en cualquier tienda o supermercado.
- Precalentad bien el horno a una temperatura alta (220-230º C) para que luego suban bien y cojan aire, debido al contraste de calor. Precalentamos con calor “arriba-abajo”.
- Para obtener unas magdalenas con copete usaremos moldes antiadherentes de silicona, donde introduciremos los cestillos de papel rizado. Llenaremos los moldes de papel rizado hasta la ¾ partes de capacidad. Con esta cantidad es suficiente para lograr un buen copete.
- Una vez tengamos la masa preparada, la meteremos en el frigorífico unos 5-10 minutos. El contraste de calor al meterlas en el horno hará que crezcan mejor y con más “aire”.
- La levadura que se usa para las magdalenas es la química tipo Royal, que hace que la masa crezca con aire.
- Como en casi todas las recetas tradicionales de nuestras madres y abuelas. Aquí también añadiremos una pizca de sal, y con ella conseguiremos potenciar el sabor y un mejor aireado de la masa.
- Una vez estén dentro del horno, nunca debemos abrir la puerta. Ya que interrumpiríamos el proceso y se nos bajarían las magdalenas. Las colocaremos en la bandeja metálica en la posición central.
- Cuando las retiremos del horno, dejaremos que reposen para que se asienten bien y luego ya las retiramos de los moldes de silicona.
- Se conservarán en perfecto estado durante varios días. Podéis colocarlas en una bandeja y tenerlas tapadas con un paño limpio. O mejor aún, guardarlas en una caja metálica de las de galletas.
- En esta receta no hemos utilizado ningún elemento aromático pero podéis añadirle lo que más os guste: ralladura de limón o naranja, canela, vainilla, etc.
- Pongámonos en antecedentes y busquemos en la historia gastronómica para conocer su origen. Una de las versiones más extendidas dice que allá por el año 1755, la cocinera de Stanislas Leszczynski, rey de Polonia y duque de Lorraine.
- Este recibió el encargo del rey de elaborar una receta inédita que sorprendiese a sus invitados. Su nombre era Madeleine y salió airosa de esta petición con unos pastelillos redondeados, pequeños y esponjosos.
- El rey Leszczynski (y el resto de comensales) quedó maravillado por la creación y decidió darles el nombre de “madeleines”. Desde aquí se extendieron a otras Cortes europeas y poco a poco fueron alcanzando gran notoriedad.
- Sin embargo, otra historia que circula sobre su origen es la que más me gusta, ya que está relacionada con mi tierra gallega. Se dice que una joven llamada Magdalena servía a los peregrinos que llegaban a Santiago de Compostela unos pequeños pasteles con forma de concha.
- Dado el éxito de los mismos, se extendieron por el resto del Camino de Santiago hasta llegar a Europa. Sea una historia u otra la verdadera, os animo a que preparéis magdalenas en casa. Que la historia sea la vuestra y que podáis comer las auténticas madeleines caseras, sin conservantes ni colorantes, las de verdad.
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